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Colección de Estudios Bíblicos - Preparados por Alejandra Montamat.

El principio de nuestra historia. Génesis. Entrega 36.

Todo escogido del Señor llega a un momento en su vida cuando toma conciencia de su necesidad espiritual y Jacob no es la excepción. ¿Cuántas luchas había iniciado en su historia? ¿Cuántas más habrá de tener? ¿Por qué ésta fue la más decisiva de toda su vida? ¿Cuál fue el motivo de su cambio de nombre? ¿Qué bendición le faltaba hasta esa noche en Peniel? Una lección que nos recuerda que todos debemos enfrentar la misma lucha...y perderla para alcanzar la eternidad.

UNA LUCHA DECISIVA

Jacob fue un gran luchador, su lucha comenzó en el vientre materno y continuó cuando salió aferrado del talón de su hermano gemelo. Nunca estuvo satisfecho con ser el número dos y esperó la oportunidad para sustituir a Esaú en la primogenitura. Se la compró primero y luego arrebató la bendición de su padre ciego y viejo; fue una victoria a gran costo porque debió huir de su hermano que quería matarlo. Continuó su vida fuera de Canaán por 20 años. En Padam-aram luchó 14 años para ganarse una mujer, pero Dios lo bendijo con una gran prole: 4 mujeres y 11 hijos. También luchó para conseguir riquezas, trabajó muy duro y utilizó todas sus habilidades para lograrlas, aunque no obtuvo lo deseado por cuenta propia, entonces Dios lo protegió y bendijo logrando obtener una gran fortuna. Otra vez la victoria fue amarga porque debió huir con su familia y sus bienes seguido por su suegro; pero Dios estuvo con él una vez más y Labán le dejó ir en paz. Ahora es el momento de retornar a Canaán y comienza nuevamente su peregrinación. Hemos aprendido que detrás de todos estos eventos, Dios está trabajando en su vida para traerle nuevamente a la tierra promisión, pero también buscando la oportunidad de transformar al hombre carnal en un hombre espiritual. Hasta hoy Jacob había luchado con los hombres y ganado; ahora deberá luchar con Dios.

El Dios de Mahanaim 32:1-21
Cuando se fue acercando a casa comenzó a pensar en un tema no resuelto desde hacía 20 años: la ira de su hermano Esaú. El pasado nuevamente lo alcanzaba. Aunque hasta ahora había luchado y obtenido todo lo que deseaba, pero evidentemente no tenía paz pues su corazón estaba completamente cargado de miedo. Temía por su vida y temía perder todo lo que había obtenido: tanto su familia como sus bienes. Ni el éxito ni las metas alcanzadas lo habían preparado para enfrentar a su hermano; al contrario, vemos a un Jacob miedoso, estresado y ansioso.

En la encrucijada
No podía volver atrás por el pacto realizado con Labán y cuando miraba hacia adelante sólo hallaba incertidumbre. Estaba atrapado a causa de sus propios pecados. En esta encrucijada de su vida es Dios quién toma la iniciativa y le permite tener una visión espiritual con el propósito de aliviarlo de sus miedos: una legión angélica a la que Jacob llamó Mahanaim cuyo significado es el campamento de Dios. ¿Por qué una hueste celestial acampaba a su alrededor? Para que Jacob reconociera la gracia de Dios con él. No obstante, y a pesar de semejante manifestación de gloria y poder de Dios, los miedos se agolpaban en su corazón.

Temor o fe
El temor es algo terrible en nuestra vida, nos paraliza y es un arma que suele usar Satanás. Creo sin dudar que el peor de los temores es el temor a la muerte y que Jacob especialmente sufría por ello como también cada uno de nosotros. Por eso la Biblia recuerda que Jesús vino precisamente a destruir ese obstáculo y enseñó que lo que contrarresta al temor es la fe (He.2:14, Mr. 4:40). Un corazón lleno de miedo no puede tener paz. ¿Qué hizo Jacob? Lo que estaba acostumbrado a hacer siempre: calcular y buscar una salida.

Autosuficiencia o dependencia de Dios
Primero envió mensajeros para averiguar cuántos venían con Esaú: eran 400 hombres posiblemente armados. Esta descripción convenció a Jacob que su hermano seguía con la misma intención de hacía 20 años y ¡Entró en pánico!! Su familia y posesiones eran muy vulnerables, todos eran muy lentos. ¿Cómo podrían defenderse ante un ataque? Dividió entonces su caravana en dos, por si fueran atacados, alguno podría escapar con vida. Luego se dispuso a orar. Oró al Dios de Abraham e Isaac, quien le había ordenadovolver a su tierra y parentela, y que le había prometido prosperar. Reconoció la gracia divina para con él y la misericordia del Señor; y el punto principal de su oración fue la súplica para librarse de la ira de Esaú, lo que leemos en 32:11. La historia nos dice que, a pesar de haber orado, seguía sin tranquilidad, sin paz y lleno de ansiedad. ¿Qué hizo entonces? Decidió comprar la paz con Esaú por medio de presentes muy valiosos (ver 32:20). Pero esto tampoco lo dejó en paz, pues su tormento persistía. Se fue a dormir, pero en medio de la noche se levantó y movilizó a toda su familia y su ganado a cruzar el río Jaboc, pero él se quedó en la otra orilla solo. En realidad, quedó aislado de su entorno, pero en presencia de Dios. Sin nada material, sólo con Dios.

El Dios de Peniel 32:22-31
Y fue esa noche que Jacob luchó con Dios y no se rindió hasta obtener lo que quería. Aún con la cadera descoyuntada, continuó su lucha. Leemos que dijo: "No te dejaré hasta que me bendigas". ¿Si Jacob tenía toda clase de posesiones y familia, qué tipo de bendición está solicitando a Dios? Necesitaba paz interior, necesitaba liberarse del miedo a la muerte, necesitaba toda clase de bendición espiritual. Ese día comprendió que no sólo necesitaba de los favores de Dios, necesitaba tener comunión e intimidad con Él. Si miramos más adelante, hacia el final de sus días, Jacob aprendió que la vida terrenal es apenas un peregrinaje (Gn 47:9) y que la verdadera paz está en la bendición espiritual que Dios nos da; esta verdad la aprendió en su lucha aquella noche y obtuvo del Señor lo que él quería.

La misma lucha
Todos nosotros debemos aprender de esta lucha de Jacob, porque todos necesitamos la misma bendición y entonces Dios hará con nosotros lo mismo que hizo con Jacob. No es que seamos más fuertes para prevalecer contra Dios, es que Dios es como un padre que se deja abordar por su pequeño hijo que le exige que lo levante en sus brazos. Además, debemos aprender de Jacob que no importa todo lo que hagamos o cuánto nos esforcemos, sin la bendición de Dios nuestras vidas estarán vacías y miserables.

Conscientes de su presencia
Jacob sabía que sus triunfos y éxitos materiales se debían a la gracia y protección de Dios, pero ahora quería de Dios la mayor bendición, su presencia espiritual cotidiana. Cuando somos conscientes de la presencia de Dios en nuestra vida, estamos en condición de dejarnos dominar totalmente por Él. Cuando Dios domina nuestra vida, entonces somos creyentes espirituales.

Vernos como Dios nos ve
Casi cuando estaba amaneciendo, el ángel de Jehová (que para muchos eruditos es Dios mismo, Jesús pre encarnado) le preguntó su nombre. Es interesante que él contestó: Jacob, el suplantador, el vivillo, elengañador. Dios le había hecho verse como él era en realidad, por primera vez reconoció su egoísmo y su tendencia a engañar. Pero Dios sabía que su carácter habría de cambiar, por ello cambió también su nombre. Desde ese día se llamaría Israel, porque había luchado con Dios y prevalecido en su intención, finalmente obtuvo la bendición.

Perder para ganar
Cuando uno es luchador, si prevalece y le gana al contrincante suele ponerse orgulloso, si pierde se desespera o enoja. Pero luchar con Dios es otra cosa, porque nos enfrentamos a nosotros mismos tal como Dios nos ve y entonces al humillarnos y reconocer nuestra bajeza, salimos ganando. Dice la Biblia: "humillaos en la presencia del Señor, y Él entonces los exaltará" Stg. 4:10.

Un nuevo nombre
Desde ese día Jacob, rebautizado Israel, fue un rengo y un lisiado dolorido, pero su rostro brilló como el de Moisés cuando vio a Dios. El nombre que le puso al lugar "Peniel" expresa lo que vio Jacob ese día: el rostro de Dios mismo.

Conclusión
• Jacob fue un luchador toda su vida hasta el encuentro en Peniel; fue allí donde decidió enfrentar a Dios, se vio a sí mismo y prefirió la bendición de Dios que su autosuficiencia.
• Todos debemos encontrarnos alguna vez solos frente a Dios y eso, al igual que Jacob, significa sin nadie ni nada más que nuestra alma.
• El temor es lo contrario a la fe. Por temor Abraham e Isaac mintieron porque les faltó fe; así nosotros al pecar mostramos la misma falla.
• Así como Jacob reconoció que necesitaba una bendición espiritual, nosotros en Cristo ya hemos recibido toda clase de bendición espiritual, si es que somos creyentes Ef 1:3-6
• La Biblia detalla tres tipos de hombres: el natural (incrédulo), el carnal (creyente, pero autosuficiente)y el espiritual (aquel que ha aprendido a descansar en Dios y a ser completamente guiado por Él) 1ª Co 2:14-16; 3:1
• En la Biblia dar un nuevo nombre a la persona significa que ha habido en ella un cambio interior profundo. Un coro que cantamos dice: "Hay un nombre nuevo en la gloria y mío es" ¿Ya tienes un nuevo nombre?

Para reflexión
1. Jacob fue un luchador toda su vida. Todo lo que llegó a tener fue por medio del esfuerzo y la constancia (y por supuesto la providencia del Señor). Sin embargo, todavía tenía pendiente una lucha: la espiritual. ¿Crees que sólo él debía tenerla? ¿Recuerdas cuando tuviste la misma lucha en tu propia vida?
2. ¿Cuál crees que es el peor temor del hombre? ¿Por qué? ¿Quién hace uso de nuestros temores para manipularnos? ¿Aún salvos somos libres temores?
3. Algunas disciplinas como la psicología entienden que sufrimos temores infundados, muchas veces promovidos por mala crianza o por errores de pensamiento. ¿Dice la Biblia que exista algún temor que nos esclavice a todas las personas por igual? Busca y escribe el versículo. ¿Hay salida para este temor?
4. Por naturaleza solemos pedir a Dios bendiciones materiales: familia, trabajo, salud, bienestar, paz social, etc. ¿Puedes describir qué entiendes por bendición espiritual? ¿Qué necesitamos para obtenerla? Lee Efesios 1:3 en adelante.
5. De todas las luchas de Jacob, la más fructífera fue la que entabló con Dios. ¿Qué descubrió ese día? ¿Por qué ganó esta lucha? ¿Qué obtuvo finalmente?

MAPA
Para ubicar los lugares de la historia, abre el archivo del mapa y busca en el centro al oeste del Jordán la ciudad de Sechem (Siquem); al este del Jordán encontrarás la desembocadura del arroyo Jabbok (Jaboc) y en sus márgenes los lugares: Mahanaim y Penuel (Peniel). Jacob venía desde el norte y descendía hasta esa zona para cruzar el Jordán, camino a Betel (al norte de Jerusalén). Su hermano Esaú asentaba en Edom, al sur del Mar Muerto